20/5/09

MINIMALISMO

Este movimiento surge a mediados de los años sesenta como una reacción contra el subjetivismo y emocionalismo del Expresionismo Abstracto con su énfasis en la improvisación y la espontaneidad, proponiendo en su lugar un arte totalmente preconcebido, de ejecución anónima y de gran claridad, rigor conceptual y simplicidad. Sus principales características son: máxima inmediatez subrayando la importancia del todo sobre las partes- superficies inmaculadas, colores puros, formas simples y geométricas realizadas con precisión mecánica, y la utilización de materiales industriales de la manera más neutral posible de modo que no se alteren sus calidades visuales.
Para algunos autores las más tempranas fuentes del Mínímalísmo se encuentran en las obras suprematistas de Kasimir Malevich y en algunos trabajos de Vladimir Tatlin y Piet Mondrian; y también en los "ready-mades" de Marcel Duchamp en cuanto a su minimización de la maestría artística. Entre sus más inmediatos predecesores se mencionan los pintores Ad Reinhardt, Josef Albers, Barnett Newman y Mark Rothko, citándose al arquitecto mexicano Mathias Goeritz como su más temprano teórico y exponente. Entre los más destacados artistas minimalistas figuran: Ellsworth Kelly, Frank Stella, Donald Judd, Jules Olitski, Kenneth Nolan, Jack Youngerman, Dan Flavin, Carl André, Robert Morris, Tony Smith, Larry Bell, John McKracken, Sol Lewit, Larry Poons, Ald Held y Morris Louis.
En Colombia el Minimalismo empieza a manifestarse a finales de los años sesenta a través de las pinturas impecables, rigurosas y severas de Carlos Rojas, Manolo Vellojín y Fanny Sanín, a las que se unirían poco después durante algún tiempo las obras de Ana Mercedes Hoyos y Hernando del Villar, y más tarde las de Rafael Echeverri y Camilo Velásquez. El Minimalismo además, aporta una desacostumbrada fuerza a la escultura en el país, especialmente con las obras controladas y contundentes de John Castles, Alberto Uribe y Ronny Vayda. Algunas piezas recientes de Eduardo Ramírez Villamizar así como algunos trabajos de artistas jóvenes como Mónica Negret y Consuelo Gómez también acusan claras relaciones con los principios de este movimiento.
El artista minimal sitúa sus referentes creativos en el propio objeto artístico alejándose de esta manera de toda interferencia con el mundo exterior. A principios de la década de 1960 surgió una generación de artistas radicales que adoptaron la escultura como medio para exponer sus ideas; entre sus principales exponentes estaban el propio Judd, Robert Morris, Carl Andre, Dan Flavin, Sol LeWitt y Richard Serra. Crearon una serie de obras, que definían como estructuras o sistemas, en las que el predominio de las formas geométricas elementales y de los materiales más rudimentarios era absoluto.